Los esfuerzos de la ministra por resucitar la norma, pinchados por una indiscreción.
Con la ey Sinde en la sala de reanimación —rechazada en 
el Congreso el pasado 21 de diciembre—, muchas han sido las voces que 
han clamado para que los artistas alzaran la voz, desde Teddy Bautista a
 Pau Donés. Pero la que mayores esfuerzos ha hecho ha sido la propia 
ministra de Cultura. González-Sinde lleva manteniendo, desde hace 
algunas semanas, una serie de encuentros «a título personal», según 
confirman fuentes ministeriales, con diversas personalidades de la 
industria cultural para debatir sobre internet, derechos de autor... y 
de paso confirmar el discurso único de apoyo a la ley Sinde.
Manuel Gutiérrez Aragón, presente en una de estas cenas 
informales, considera las reuniones organizadas por Sinde efectivas y 
necesarias, ya que «hay que luchar por la propiedad intelectual y no dar
 ninguna tregua a los internautas, porque es como pactar con los 
terroristas». Según Gutiérrez Aragón, «el problema es que se está 
desviando el discurso y con tanta demagogia a la gente se le olvida de 
que se trata de una industria y que, por tanto, es como robar en El 
Corte Inglés. Estas cenas se están celebrando en apoyo de la cultura, 
para que quede claro que todos los sectores estamos concienciados y para
 que la ey salga adelante, como ocurre en todos los países de Europa».
El menú de la discordia:
Una
 unidad que el Ministerio buscaba y que había conseguido en todas las 
cenas celebradas... hasta el pasado viernes 7 de enero. Ese día 
acudieron a la llamada de Ángeles González-Sinde lex de la Iglesia, 
Soledad Giménez, Antonio Muñoz Molina, Elvira Lindo, Alberto García 
Álix, Ouka Leele, Luis Gordillo, Juan Diego Botto, Manuel Gutiérrez 
Aragón, Gonzalo Suárez, Cristina García Rodero... y el editor Amador 
Fernández-Savater (Acuarela Libros).
Todos iban convencidos de que se trataba de una cena 
privada y, como tal, hablaron con total libertad del principal tema de 
debate puesto sobre la mesa, la ley Sinde. Pero el veto de la privacidad
 fue levantado por Fernández-Savater al escribir ayer un post en su blog
 en el que daba su propia versión del menú degustado: «el miedo». 
«Antonio (Muñoz Molina) y yo asistimos a una cena privada y es absurdo 
saber nuestra opinión sobre ninguna ley porque no somos nadie», contaba 
una sorprendida Elvira Lindo.
Pero, para sorpresa, la de la ministra de Cultura, quien,
 según el diputado José María Lassalle, portavoz de Cultura del PP, 
busca un papel en el elenco de este proceso. «Trata de dar buena imagen 
entre su gente y en los medios, para rebajar la presión. Quiere tener el
 papel que no ha tenido hasta el momento, pero la filtración de la cena 
le ha estropeado el plan y, una vez que se pone bajo la ley de Murphy, 
haga lo que haga le va a salir mal».
Durante el último mes, la ministra que da nombre a la 
disposición final segunda de la Ley de Economía Sostenible ha puesto 
todo su afán en defenderla y recabar apoyos. Alejandro Sanz empleó 
Twitter para exhortar a los políticos (a quienes llamó «cobardes») a que
 votaran a favor. También en Twitter, lex de la Iglesia defendió su 
postura frente a cientos de internautas. Luego organizó un encuentro con
 representantes de la Red en la sede de la Academia de Cine. ¿El 
objetivo? Acercar posturas... aunque el resultado se acercara más al 
refuerzo de la imagen pública del presidente de los cineastas.

 

 

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